Entré en la habitación con aspecto de muerta, arrastrando mi diminuta maleta como si pesara un quintal. Me las arreglé para llegar hasta la cama y, una vez allí, me desplomé sin más, dejando que la bolsa cayera al suelo, produciendo un ruido sordo.
Respiré hondo tres veces, y después sacudí la cabeza para despejarme. ¡No podía estar desanimada! ¡No parecía yo! Me incorporé tal vez demasiado rápido, buscando en la habitación algo con lo que entretenerme y despabilarme.
No era un cuarto muy grande, lo esperado tal vez de un dormitorio de internado, aún más si eran individuales. La cama en una pared, el armario enfrente, y un escritorio debajo de la ventana, en la pared contraria a la de la puerta. Una alfombra sencilla cubría el suelo y amortiguaba el ruido de los pasos. Las paredes estaban cubiertas por un papel de pared sencillo, con rallas de colores suaves hasta la mitad, y blanco a partir de ahí. La colcha de la cama tenía un diseño similar.
Algo se removió en mi bolsillo, con movimientos frenéticos, y entonces me acordé de Kay. Con un grito ahogado, me apresuré a sacarlo. Pobre, seguramente estaría asfixiado. Lo deposité con sumo cuidado sobre la almohada y dejé que recuperara el aliento. Me recordó a mí hacía unos segundos, y me reí como una tonta. Pero entonces Kay se recuperó, y empezó a "reñirme" con chillidos histéricos. Yo lo cogí con sumo cuidado y lo acuné contra mi pecho.
-Shhh... No hagas ruido, o nos pillarán. Siento haberte tenido tanto tiempo ahí, ni yo aguantaría... Pero ya pasó, ¿ves? Ya puedes respirar bien.
Kay se tranquilizó, y ascendió clavando ligeramente sus uñas en mi ropa hacia mi hombro, donde se instaló, con un gritito feliz. Yo sonreí y le rasqué la barbilla.
- Este instituto es muy interesante. Parece haber gente muy simpática y amable, seguro que nos lo pasaremos bien. Además, como están prohibidos los animales, seguro que no hay ningún gato para acosarte... - me reí, pero a Kay no le hacía gracia -, así que todos contentos, ¿no?
Le había dicho a la hermana de la directora que descansaría, así que eso fue exactamente lo que hice, durante un buen rato, además, con la cabeza reposando en la almohada, junto a Kay.